El 69 % de los retrasos en los vuelos en los Estados Unidos se deben a las condiciones meteorológicas, lo que cuesta a los pasajeros y al sector de la aviación unos 30.000 millones de dólares al año, según la Administración Federal de Aviación (FAA) informa la web argentina especializada en meteorología METEORED
Ya está aquí, el cambio en los patrones climáticos cada vez influye más directamente en las operaciones de las compañías aéreas. Un informe reciente de IATA ha indicado que el ATFM (Air Traffic Flow Management) en Europa se está viendo cada vez más influenciado por eventos meteorológicos extremos.
El retrasoa más corto vinculado a las condiciones meteorológicas en el espacio aéreo de Eurocontrol se observó en 2020 coincidiendo con el COVID-19, cuando el volumen tan bajo de tráfico aéreo hacía que la capacidad del espacio aéreo asumiera cualquier perturbación sin que incidiera en el flujo.
La tendencia
Pero la tendencia del aumento en los retrasos por vuelo data de varios años. Por ejemplo, en Europa en 2011 el retraso promedio por vuelo era de 0.13 minutos, comparados con los 0.54 minutos de retraso de 2023. En total, en 2023 hubo casi 5.4 millones de minutos, o 90.000 horas de retrasos en los vuelos sobre Europa el año pasado.
Si bien el retraso promedio por vuelo es bajo, los vuelos afectados por el clima son relativamente pocos en el total: del 11 % en 2012 pasaron a ser de casi el 30 % en 2023. Pero estos datos no consideran los retrasos relacionados con el clima a nivel de aeropuerto, los que tienen impactos operativos y de costos significativos tanto para los pasajeros como para las aerolíneas.
La mayoría de las demoras en 2023 se asocian a que se trató de un año extremadamente caluroso, con un aumento del granizo y lluvias intensas entorno a un 18% respecto a 2022. Además esos granizos fueron mayores y más disruptivos según informa el Laboratorio Europeo de Tormentas Severa.
Todo esto pondrá a prueba la aviación. Tambien hay que tener en cuenta que esas olas de calor, cada vez más frecuentes, pondrán a prueba a los aeródromos, específicamente las pistas. Además los aviones con esas temperaturas extremas cada vez necesitan más recorrido para el despegue, es decir, ralentizan la frecuencia de despegues también.
Tambien la cantidad de rayos están viendo un desarrollo mayor, aumentando las tormentas eléctricas debido a ese incremento de temperaturas, provocando también más retrasos.
Los cambios en los patrones del viento, en especial de las corrientes en chorro, también pueden alterar la duración de los vuelos, necesitándose más combustible. O generar turbulencias inesperadas por cambios de velocidad y dirección entre el aire cerca del suelo y en mayores elevaciones. Y las turbulencias son responsables de cerca del 30 % de las lesiones en vuelo, según la Junta Nacional de Seguridad del Transporte de EE. UU. (NTSB)