Aena realizó un cierre patronal los días 3 y 4 de diciembre de 2010 para tender una trampa mediática ante la sociedad a los controladores aéreos. Y ahora pesa sobre nosotros la responsabilidad de algo que, ni hicimos, ni provocamos.
No quiero caer en el error de “y yo más”, ni en el de ir de víctima por la vida, pero lo de perder el puesto de trabajo en el caso de los controladores aéreos imputados por el cierre patronal de diciembre de 2010, con lo grave que es, es lo de menos y hasta casi nos da risa.
Es muy pronto como para tener perspectiva, y normalmente este tipo de cuestiones con tantas implicaciones políticas, económicas, sociales, etc. necesitan bastante tiempo para poder ser analizadas con más conocimiento de causa.