En 2024, los aeropuertos españoles han alcanzado un hito en la lucha contra el cambio climático: la reducción de un 25% en las emisiones de CO₂ durante las fases de rodaje, ascenso y descenso de los vuelos. Este logro no habría sido posible sin la labor fundamental de los controladores aéreos, quienes han demostrado ser agentes clave en la transición hacia una aviación más sostenible.
El papel de los controladores aéreos va más allá de garantizar la seguridad en el espacio aéreo. Su capacidad para optimizar rutas de vuelo, minimizar los tiempos de espera en el aire y en tierra, y aplicar procedimientos más eficientes ha sido determinante para reducir el consumo de combustible y, en consecuencia, las emisiones de CO₂. Aproximaciones continuas, descensos optimizados y ajustes en las trayectorias son solo algunas de las técnicas que han adoptado para disminuir el impacto ambiental de cada vuelo.
Por ejemplo, la implementación de descensos continuos ha eliminado tramos horizontales innecesarios, permitiendo que las aeronaves desciendan de manera constante hacia los aeropuertos. Este procedimiento no solo ahorra combustible, sino que también reduce el ruido en las comunidades cercanas a los aeropuertos, beneficiando tanto al medioambiente como a las personas.
La colaboración entre controladores aéreos y pilotos también ha sido esencial. Ambas partes trabajan en equipo para identificar y aplicar mejores prácticas operativas que garantizan vuelos más eficientes y sostenibles. Esta sinergia se traduce en operaciones más fluidas, menor consumo de combustible y un impacto positivo en el medioambiente.
En paralelo, las aerolíneas también han comenzado a apostar por medidas complementarias, como el uso de combustibles sostenibles de aviación (SAF) y la renovación de flotas con aeronaves más eficientes. Sin embargo, el trabajo de los controladores sigue siendo imprescindible para que estas mejoras tecnológicas sean plenamente efectivas.
El compromiso de los controladores aéreos con la sostenibilidad no solo beneficia al medioambiente, sino también a la economía del sector. La optimización de las operaciones permite reducir costes para las aerolíneas, mejorar la puntualidad de los vuelos y ofrecer una experiencia más satisfactoria para los pasajeros.
En definitiva, los controladores aéreos españoles han demostrado que la sostenibilidad y la eficiencia pueden ir de la mano. Gracias a su labor, el sector de la aviación en España se posiciona como un referente internacional en la lucha contra el cambio climático, sentando las bases para un futuro más limpio y responsable.