El Tribunal Constitucional ha resuelto una cuestión planteada por la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional al respecto de si modificar un convenio colectivo mediante un decreto ley podría vulnerar los derechos a la negociación colectiva y a la libertad sindical recogidos en la Constitución.
Lo que ha dicho el Tribunal Constitucional es que no los vulnera, que un convenio colectivo puede ser modificado por un decreto ley.
Pues eso es exactamente lo que nos hicieron a los controladores aéreos el 5 de febrero de 2010: cargarse nuestro convenio colectivo con un real decreto, y luego con muchos más.
Es muy “curioso” que la Audiencia Nacional subiera al Tribunal Constitucional esta cuestión en el caso de los funcionarios y en cambio no lo hiciera en el caso de los controladores aéreos cuando recurrimos la misma cuestión ante dicha Sala de lo Social de la Audiencia Nacional. En ningún caso pensamos que pudiera haber ningún tipo de prejuicio, animadversión u otro sentimiento adverso hacia los controladores aéreos por parte de los miembros de la Audiencia Nacional, ¡faltaría más!. Pensamos que la Audiencia Nacional obró con los controladores aéreos de manera justa, equitativa, imparcial, recta, neutral, ecuánime, objetiva e íntegra. En ningún caso de manera injusta, arbitraria, ilegal, ilícita, abusiva, improcedente, inmoral, prevaricadora, o que cometiera algún tipo de agravio con respecto a los funcionarios. ¡Dios nos libre de pensar semejantes cosas!.
La moraleja de todo esto es que la inmensa mayoría de la sociedad aplaudió el linchamiento de los controladores aéreos. Vio bien que se modificara su convenio colectivo con un real decreto. Los controladores nos quejamos amargamente por entonces de que era una salvajada y dijimos que lo que en ese momento nos hacían a nosotros, después se lo harían al resto de trabajadores. Y así ha sido. Eso es lo que pasa por aplaudir a los verdugos y no apoyar a las víctimas, que luego los verdugos van a machacarle a uno mismo también y entonces ya no es justo ¿verdad?, ¡vaya!.