El lunes 28 de agosto, los sistemas de control aéreo del Reino Unido experimentaron «dificultades», las cuales se tradujeron en retrasos y cancelaciones de cientos de vuelos por todo el país (y con destino al mismo). Aunque el problema en sí se solucionó a lo largo de la mañana, las consecuencias persistieron durante todo el día, llegando algunas incluso al día de hoy. Otras, dicen desde NATS, podrían repercutir en la programación de esta semana.
El Servicio Nacional de Tráfico Aéreo británico (NATS) publicó un comunicado en su página web el lunes por la tarde en el que afirmaba haber «identificado y subsanado el problema técnico que afectaba a nuestro sistema de planificación de vuelos esta mañana». Y añadía: «Ahora estamos trabajando estrechamente con las aerolíneas y los aeropuertos para gestionar los vuelos afectados de la forma más eficiente posible». Una aerolínea achacó el problema a «un fallo en toda la red».
«El problema de planificación de vuelos afectó a la capacidad del sistema para procesar automáticamente los planes de vuelo, lo que significa que los planes de vuelo tuvieron que ser procesados manualmente, lo que no se puede hacer con el mismo volumen, de ahí el requisito de restricciones de flujo de tráfico», continuaba el comunicado. El último fallo de este tipo ocurrió en 2014.
Cirium, una empresa de datos de aviación, dijo que 3.049 vuelos habrían tenido que salir de los aeropuertos del Reino Unido el lunes, y otros 3.054 vuelos programados para llegar, según cuenta BBC. Después de la mañana del lunes, la misma empresa mostraba que se habían cancelado 232 vuelos de salida, lo que equivalía al 8% de todos los vuelos de salida, y 271, o el 9%, de los vuelos de llegada.