Estoy leyendo actualmente un libro llamado Las 33 estrategias de la guerra de Robert Greene. La temática del libro es sobre lecciones para la vida que se pueden sacar de acciones bélicas.
Me ha llamado mucho la atención la estrategia 19 llamada: Envuelve al enemigo – La estrategia de la aniquilación. El motivo es, ni más ni menos, que he visto reflejada la situación de los controladores aéreos en lo expresado en el texto.
Transcribo a continuación unos párrafos de dicha “Estrategia de la aniquilación”. Espero vuestros comentarios para ver si soy el único que así lo cree o hay alguien más.
Transcripción:
Los seres humanos somos criaturas extremadamente inteligentes: en el desastre o el infortunio solemos encontrar un modo de adaptarnos, de dar la vuelta la situación. Buscamos alguna salida y con frecuencia la encontramos; recurrimos a la esperanza, la astucia y la voluntad. La historia de la guerra está repleta de relatos de reajustes y vuelcos espectaculares, salvo en un caso: el envolvimiento. Sea físico o psicológico, es la única excepción cierta a la posibilidad de lograr cambiar las tornas.
Cuando se ejecuta bien, esta estrategia no ofrece a los rivales ningún hecho que explotar, ninguna esperanza. Están rodeados, y el círculo se va estrechando. En el espacio abstracto de la guerra social y política, el envolvimiento puede ser cualquier maniobra que produzca a tus adversarios la sensación de que los están atacando desde todos los lados, los están acorralando y se les niega la esperanza de efectuar un contra ataque. Al sentirse rodeados, su fuerza de voluntad se debilitará. Deja que su situación desesperada envuelva sus mentes.
(…)
El sentimiento de que en determinada situación contamos con opciones, con un futuro lleno de perspectiva, se traduce en algo semejante a la sensación de hallarnos en un espacio abierto. Nuestras mentes necesitan percibir que existe posibilidad y espacio estratégico para maniobrar.
Por el contrario, el sentimiento de encierro psicológico nos resulta muy perturbador y a menudo nos hace reaccionar de manera exagerada. Cuando alguien o algo nos rodea –estrechando nuestras opciones y acosándonos desde todos los lados, perdemos el control de nuestras emociones y cometemos los errores que vuelven la situación todavía más desesperada. En los grandes asedios militares de la historia, casi siempre el mayor peligro proviene del pánico y la confusión de dentro. Los derrotados, incapaces de ver lo que sucede más allá del asedio y cortado el contacto con el mundo exterior, también pierden su percepción de la realidad. Un animal que no puede observar el mundo que le rodea está condenado.
Las batallas de la vida diaria no ocurren en un mapa, sino en una especie de espacio abstracto definido por la destreza de los demás para maniobrar, actuar en tu contra, limitar tu poder y recortar tu tiempo para responder. Si concedes a tus adversarios algún hueco en este espacio abstracto o psicológico, lo explotarán, por muy poderoso que seas o muy brillantes que resulten tus estrategias; por lo tanto, debes conseguir que se sientan rodeados. Disminuye sus posibilidades de acción y cierra sus vías de escape. Del mismo modo que los habitantes de una ciudad bajo asedio pueden ir perdiendo lentamente el juicio, tus rivales acabarán enloqueciendo por la falta de espacio para maniobrar en tu contra.
(…)
Recuerda que, en definitiva, el poder del envolvimiento es psicológico. Conseguir que la otra parte se sienta vulnerable al ataque desde muchos lados resulta tan eficaz como hacerlo físicamente.
Fin de la transcripción
Espero vuestros comentarios.
Pues creo que define perfectamente la situación, estamos bloqueados. ¿Alguien ve un camino de salida?
Yo voy a decir algo que parece obvio: si con la manera en la que has actuado hasta ahora no te ha ido bien, entonces cambia tu manera de actuar.
Creo que sí es nuestra situación.