Madrid, SP. (Nota de Prensa SPICA) Comienza la temporada alta y las demoras en la región Este de Enaire ya están a la orden del día. La falta crónica de plantilla se tradujo entre los pasados días 28 y 29 de mayo en 2.000 minutos de demora total. Traducida esa demora a sus efectos, más de 100 vuelos resultaron retrasados y miles de pasajeros se vieron afectados entre ambos días. Inexplicablemente, con sólo 1 controlador más que hubiera podido trabajar ambos días, estas demoras podrían haberse evitado casi en su totalidad.
Este déficit de controladores en Enaire no es nada nuevo, ya que viene siendo natural que Enaire vaya adaptando su plantilla de forma reactiva y tardía al tráfico aéreo, nunca de manera proactiva. El resultado es que como se tarda de media 3 años en tener un nuevo controlador habilitado, nos encontremos de manera constante con un déficit de controladores para hacer frente a los aumentos de tráfico de próximos años.
Este año el incremento de tráfico es preocupante, ya que el tráfico en 2024 está llegando a cifras de más del 25% respecto al tráfico de 2023 que a su vez ya fue un año récord superando al año 2019, cuando aún no había pandemia. ¿Qué demoras tendremos bien adentrado este verano entonces? ¿Está Enaire dispuesto a generar demoras gigantescas por carencias de personal y no hacer todo los posible por incorporar soluciones imaginativas con el personal de control, para sacar adelante el verano que se nos viene? Los trabajadores ya han manifestado su “mano tendida” para absorber la máxima cantidad posible de la sobrecarga de tráfico no esperada.
Uno podría pensar que un proveedor debe hacer frente a sus cuentas para contratar más personal, pero Enaire ya generó en 2022 un beneficio neto de 702 millones de €, con las tasas aéreas más baratas de los 4 grandes proveedores de Europa (Alemania, Francia, Italia y Reino Unido). En 2023 batió su récord histórico de operaciones aeronáuticas, con un total de 2,19 millones de vuelos, un 10,6 % más que 2022. Todo esto a costa, eso sí, de una de las peores condiciones de conciliación social y familiar para sus empleados, pérdida de descansos, jornadas un 30% superiores a las europeas y sin derecho a retiro anticipado, en un trabajo a turnos y de elevada complejidad que en Enaire se prolonga hasta los 65 años