Una de las primeras herramientas para proporcionar información a los aviones desde tierra fue indicar la dirección en la que debían aterrizar.
Esta información, que data de 1910, era especialmente importante, ya que las pistas de aterrizaje asfaltadas llegarían mucho más tarde. La «T» de aterrizaje gira para indicar el viento, los obstáculos o la inclinación/pendiente de la zona de aterrizaje.
Antes de la Primera Guerra Mundial, cada país tenía su propio sistema. Los británicos, por ejemplo, utilizaban una «L» de aterrizaje para indicar la dirección del viento. El tramo más corto de la «L» estaba 90 grados perpendicular a la dirección del viento. Los franceses utilizaban una «T», que representaba la silueta de un avión. Fue el Convenio CINA de 1919 el que estableció la «T» como la señal de aterrizaje reconocida internacionalmente. Cuando se creó la OACI en 1945, se adoptó el diseño, que sigue utilizándose hoy en día en todo el mundo. Sin embargo, EE.UU. es una excepción, ya que adoptó un sistema denominado «círculo segmentado». Se trata de una combinación de una manga de viento y dos «L» que indican el sentido de la circulación. El diseño se sigue utilizando hoy en día en sus aeródromos no controlados y es una de las preguntas trampa favoritas en los exámenes PPL de la FAA.