Los estragos de la pandemia continúan afectando al sector de la aviación y especialmente a la puntualidad de los vuelos, que se ha visto trastocada debido a diferentes factores derivados del cambio de organización y escasez de recursos en los aeropuertos.
La Covid 19 provocó una caída masiva del tráfico aéreo a ambos lados del Atlántico lo que supuso un desafío en cuanto a la gestión de los flujos de pasajeros al tiempo que se aplicaban las medidas de protección relacionadas con la pandemia.
Si bien, la recuperación fue más rápida en Estados Unidos (EEUU) Europa, experimentó un ritmo de recuperación más lento ¿Por qué? Principalmente debido a que el mercado es mas bien nacional que internacional. Por ejemplo, en 2022, el tráfico en ambas regiones se había recuperado ampliamente por encima del 85% de los niveles anteriores a la pandemia, pero el rendimiento en tiempo (OTP) difería notablemente.
Históricamente, el OTP15 – Rendimiento en tiempo real- en EEUU mantiene un comportamiento más estable que en Europa hasta 2022, oscilando entre el 79% y el 85%. En Europa, no obstante, varió más, entre el 74% y el 88%.
En este año, Estados Unidos ha visto una situación estable con un OTP15 mensual que oscila entre el 73% y el 77%. Esto contrasta con Europa, donde el verano ha sido turbulento. De hecho, la OTP15 mensual cayó del 84% a principios de año al 55% en julio.
Los informes sobre la escasez de personal y las huelgas en todo el sector (aerolíneas, aeropuertos, manipuladores de equipaje y ATC) aparecen regularmente en los medios de comunicación. Estos problemas contribuyen a que se produzcan retrasos inaceptables, cancelaciones de vuelos e incertidumbre entre los pasajeros.
Los retrasos pueden clasificarse como “primarios”, es decir, directamente atribuibles al vuelo o “de reacción”, aquellos originados por vuelos anteriores
Una proporción elevada de retrasos reaccionarios muestra que la red de transporte aéreo es mas sensible a las perturbaciones y no tiene suficientes reservas en los horarios para compensar las variaciones de las operaciones. En Estados Unidos, esta sensibilidad disminuyó al principio de la pandemia, pero luego aumentó a lo largo de 2022 hasta alcanzar casi los niveles anteriores a la COVID 19. Sin embargo, en Europa, hubo una mejora más moderada entre 2020 y 2021, seguida de un aumento sustancial de la cuota de retraso por reacción durante la primera mitad del 2022, es decir, el sistema de transporte aéreo es cada vez menos capaz de acomodar el aumento de la demanda, un ejemplo claro ha sido el verano de 2022.
En general, el análisis de los resultados de puntualidad en las dos regiones sugiere que Estados Unidos muestra un mayor nivel de flexibilidad y escalabilidad para ajustar sus operaciones de transporte aéreo y su capacidad a la fluctuación de la demanda de viajes durante la fase de recuperación, garantizando así un mejor rendimiento que sus homólogos europeos.
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