Yo odio, y cada día a más gente. Puede que el odio sea un sentimiento desagradable, pero si la Madre Naturaleza nos dio a los seres humanos la capacidad de odiar es que cumple una función en el mundo.
Odio a los traidores, odio a los mentirosos, odio a los corruptos, odio a los manipuladores, odio a los que me dañan, odio a los ignorantes, odio a los rencorosos, odio a los envidiosos, odio a los resentidos, odio a los que me odian. La facultad de odiar me permite protegerme de toda esa gente y estar alerta. Además sé que cuando les “pille” evitará que los perdone y tengan la oportunidad de hacerme daño de nuevo.
El odio me permite mantener viva la llama de la lucha, no venirme abajo, estar concentrado y tener la absoluta determinación de devolver todo el daño que pueda.
En resumen, el odio es un sentimiento defensivo relacionado con la supervivencia. Pero lo importante es canalizar racionalmente el odio y no dejar que te domine él a ti. Tú lo tienes que tener bajo control y no al revés. Y, por supuesto, hay que pasar mucho más tiempo queriendo que odiando. Esa es la clave.
Y para terminar un consejo: cuidado con los profesionales del “antiodio” porque esos son los que más odian, son los más fanáticos, los más intolerantes, los más peligrosos y los que más odio incitan hacia los demás. Esconden su odio infinito en palabras bonitas y en tópicos babosos, pero detrás de la careta se esconde el mal.
Muy bien dicho, el odio se relaciona directamente con nuestro instinto de sobrevivencia, lo importante es saber mantenerlo a raya.
Un saludo desde http://lunare.wordpress.com/ ojala pueda pasar a dejar un comentario en mi blog, gracias de antemano.
Yo también odio,
y espero que el vómito corrupto que volcaron sobre mi termine volviendo pútrida la atmósfera y que os revierta a vosotros:
los traidores, los vendidos, los mentirosos, los cobardes, los mediocres, los ignorantes, los primitivos, los corruptos .
Solo hay que esperar.