El mobbing en profundidad. Conferencias del profesor Iñaki Piñuel. Los controladores aéreos no sólo seguimos sufriendo mobbing desde hace años, sino que sufrimos una persecución judicial y un asesinato social. La diferencia, en nuestro caso, con otros casos de mobbing, es que es una "cuestión de estado" destruirnos, humana, laboral, social y judicialmente.
Agotamiento emocional, irritabilidad y pérdida de motivación, sentimiento de falta de realización profesional, alteraciones emocionales y conductuales, psicosomáticas, pérdida de eficacia, problemas en el ámbito familiar, ingesta de psicofármacos, adicciones, sensación de indefensión, infelicidad y depresión, frustración ante el trabajo, etc. ¿Os suena, controladores aéreos?
Esta, desgraciadamente, es una lectura imprescindible para nosotros. Al final del texto, está en formato pdf para quien quiera descargar este texto.
Es mucho más interesante para el agresor eliminar limpiamente a la víctima, hacerla saltar, desestabilizarla, envenenar a todo el entorno del trabajo contra ella, hacer que vaya perdiendo pie socialmente en su propio entorno de trabajo, criticarla por detrás, difundir aspectos, elementos, mentiras, calumnias que afecten a su reputación personal o profesional. Por tanto el agresor ha decidido que por alguna razón esa víctima, esa futura víctima, hay que eliminarla, hay que quitarla de enmedio, porque es amenazante para él.
Nuestros compañeros del CSIF escriben esto:
No es el sueldo de los compañeros Controladores de AENA son las obras, algunas absolutamente injustificadas que enriquecieron a los constructores y de las que si España fuera una democracia avanzada y el Tribunal de Cuentas no sea lo que es, o nuestras Cortes fueran más independientes, se haría una Auditoría General. Esto no es cuestión de PSOE, ni de PP, esto no es cuestión de "y tú más", sino saber qué ha pasado en AENA, de dónde viene esta deuda de Barajas con pelos y señales, y que encima está sin acabar como se ve.
Cada vez soy más optimista. Sé que no debo serlo, la naturaleza no conoce el optimismo ni el pesimismo, sólo la lucha por la supervivencia. Mi optimismo viene de que cada vez está más claro que vamos a luchar por la supervivencia, lo cual es un cambio radical con respecto a lo que ha ocurrido hasta ahora. A los malos les quedan los días contados, tic, tac, tic, tac, tic, tac.