Este 3 de diciembre se cumplen diez años desde la celebración de la conocida huelga protagonizada supuestamente por los controladores aéreos, que acabó colapsando el transporte en la aviación y que coincidió, además, con el puente de diciembre, lo que hizo que miles de pasajeros se quedasen en tierra.
Los hechos de este suceso se remontan 12 años atrás, cuando los controladores estaban inmersos en las complicadas negociaciones sobre la renovación del I convenio colectivo con Aena y en el que se habían dejado, sin efecto, muchos de los aspectos del anterior convenio, situando a los controladores en una tierra de nadie y a expensas de una normativa que aprobaba el gobierno a su antojo a través de Reales Decretos y en la que no tenían posibilidad alguna de negociación.
Tras años en los que el colectivo de controladores ha arrastrado una pena de la que nunca fue culpable, en 2010, una sentencia judicial daba un vuelco a la situación, con la absolución por parte de la Audiencia Provincial de Madrid de los 133 controladores aéreos acusados, tanto los que se conformaron y antes de la sentencia pactaron la condena con la acusación del Ministerio Fiscal, como los que no lo hicieron y que habían sido condenados a pagar importantes multas por el abandono de un servicio público que nunca se produjo.
Hoy tenemos con nosotros al abogado de parte de los controladores, Bernardo Del Rosal del despacho DEL ROSAL, ADAME & SEGRELLES, que tras 12 años se siente plenamente satisfecho de que por fin la Justicia haya dado la razón a los controladores que se vieron inmersos en el irremediable cierre del espacio aéreo por la declaración del estado de alarma, algo que no se producía desde el año 1978.
Muchos de los controladores que se vieron afectados por esta situación, sufrieron consecuencias tanto a nivel laboral como personal. El constante linchamiento mediático al que se vieron sometidos hizo que algunos de ellos dejasen la profesión por “salud”, como ellos mismos alegan.
Es el caso de nuestro segundo invitado, Rafael Soler, uno de los muchos controladores que sufrió el acoso laboral, el brutal linchamiento mediático y el rechazo de la sociedad, y por lo que se vio obligado a dejar su puesto de trabajo.