El domingo se emitió en la Sexta «Anatomía de un caos aéreo», el episodio de «Anatomía de…» dedicado al cierre patronal y la crisis de los controladores aéreos en España entre los días 3 y 4 de diciembre de 2010. Este reportaje, presentado por Mamen Mendizábal, muestra cómo la sentencia probada el 30 de marzo de 2022 confirma que los controladores no realizaron una «huelga masiva», sino que fueron meros peones de los actos del Gobierno.
A propósito de este programa, dos personalidades que vivieron de lleno el cierre del espacio aéreo español acudieron el domingo por la noche al estudio del medio Aviación Digital. Los presentes fueron Rafael Soler, controlador aéreo hasta 2012 y afiliado a SPICA; y Fernando Adame, el abogado encargado de llevar la causa penal por la que se absolvieron a los controladores. Para ellos, el programa se realizó de manera excepcional, contando con «personas muy profesionales», lo cual influyó al resultado final, el cual esperan que influya en la opinión pública.
Adame asegura que el hecho de que Eurocontrol supiese de antemano que se cerraría el espacio aéreo «no fue un hecho muy controvertido en el juicio» y que «la respuesta de quién aviso a Eurocontrol nunca la hemos sabido, pero no puede ser otro que Aena, que era el único que por la mañana sabía que se iba a cerrar el espacio aéreo». Este hecho acredita que «Aena era plenamente consciente» del cierre «mucho antes siquiera de que los controladores llegaran a firmar».
En cuanto a las declaraciones de las «miles de bajas médicas» del exministro Pepiño Blanco, Adame argumenta que «ni fueron bajas, ni fueron miles», ya que no había ningún médico aeronáutico que certificara que los controladores no estaban en condiciones de trabajar. Entre otras declaraciones del político, está la de que «se esperaba que se produjera algún tipo de situación», lo que el abogado considera «una forma muy eufemística» de referirse a la reacción que evidentemente provocaría la firma de un decreto que cambia las condiciones laborales de todo un gremio.
Ambos participantes coinciden en el que la reacción de los militares en esa situación fue lógica, ya que aunque tengan que cumplir las leyes, «si ven algo que se salga de lo normal, es comprensible que se cuestionen qué está pasando». Soler dice que «lo que entiende la gente, es que los militares llegaron a nuestros puestos y se pusieron a controlar», lo cual es bastante impreciso. «El Real Decreto hizo que de golpe los controladores civiles se convirtieran en militares dependientes del Ministerio de Defensa«, añade Adame. «Todo esto lo sabían de mucho antes», cierra Soler.
Rafael Soler: «somos trabajadores normales, no diablos»
Soler lamenta que «se ha enterado muy poca gente» de la sentencia absolutoria para todos los controladores, pero espera «que el programa haga que cambie la opinión sobre nosotros: somos trabajadores normales, un poco especializados y bien pagados, pero no somos diablos«. Adame apunta que la crisis y las ganas de desconectar de la población de «un año muy duro» se juntaron para dar lugar a la opinión pública actual sobre los controladores, puesto que siempre es más fácil descargar tu frustración contra alguien concreto. Sin embargo, los controladores son una víctima más de este tejemaneje que se produjo en vísperas del puente de diciembre.
«Compañeros nuestros, después de 13 años, prefieren olvidar todo y mirar para otro lado», comenta Soler, «el daño que se nos ha hecho es tremendo». Los dos entrevistados se alegran de que haya habido controladores que «hayan seguido luchando hasta el final por destapar la verdad», a lo que Adame continúa diciendo que en el programa echó de menos ver «cuáles fueron los efectos de todo esto para el colectivo», ya que «hubo cientos de personas que acabaron rindiéndose de la presión y por los daños».
Por último, todos concluyen que «hay que alimentar el juicio crítico«, y el caso del cierre patronal en 2010 es una gran manera de ejemplificarlo. Por fin, los medios de comunicación parece que comienzan a decir la verdad, aunque para ello tengan que tragarse sus palabras y rectificar sobre lo que dijeron hace más de una década. Puede que la justicia haya llegado tarde, pero al final, la verdad siempre sale a la luz.